Los peligros de la selva

La cascada era un lugar tranquilo, nadie solía estar allí, y menos durante la noche. Aquel lugar estaba a varios días de viaje de los pueblos más cercanos; normal , la verdad, teniendo en cuenta que aquel bosque, en el medio del cual se hubicaba la cascada, era uno de los más peligrosos del mundo, y si no eras fuerte, si no conocías la magia, jamá sobrevivirías allí. Había multiples peligros, bestias imposibles de encontrar en otros lugares, incluso las propias plantas ansiaban comer a alguno de los desprevenidos visitantes que andaban por su hogar.
 En este bosque era facil perderse, todo iba en contra tuya, todo era igual, pocos puntos como la cascada se diferenciaban en algo de los demás, ya que en esa zona la vegetación cambiaba, ya no tan exuberante, tan alta, tan sorprendente como en otras partes de la selva. Esta zona era ordenada, sus arboles eran más bajos y estaban más separados, formaban claros donde crecían las flores de tantos colores y formas que sería imposible describirlas todas, además eran tan raras que incluso los más prestigiosos biólogos del mundo jamás las habían visto, a pesar de que había varias leyendas sobre ellas. Al ser una zona tan rara, sus peligros eran aún mayores, pues existían grandes depredadores que día y noche acababan con cualquier criatura que existiera en su hábitat, por ello sólo a un loco o a uno de los mejores guerreros del mundo se le ocurriría acercarse a este lugar en plena noche, cuando despiertan las feroces criaturas de la noche.
En este lugar tan peligroso un hombre se defendía de sus atacantescon extema facilidad, serpientes gigantes con escamas que resistirían cualquier golpe normas, serpientes con alas que eran capaces de desplazarse a gran velocidad, insectos de todo tipo que atacaban en grupo y acababan con cu presa en a penas segundos, plantas carnívoras con tamaño capaz de tragarse a un elefante de un soso bocado ...Todos deseosos de comerse a él o a alguno de los otros depredadores.
Su lucha apenas duró unos minutos, y él no recibió ni un solo daño, las criaturas de la noche se rindieron, viendo que podían alimentarse de los cadaveres de sus aliados.